por KOMERA | Dic 22, 2023 | Carlos B, Cooperación al desarrollo, Testimonios, Voluntariado
Se acerca el final del año y, como cada diciembre de los últimos años, es un buen momento para hacer un repaso de todo lo transcurrido en estos últimos doce meses.
Este año nos llevamos muchos aprendizajes. Todos ellos se pueden resumir en lo siguiente: tenemos que confiar mucho más. Y es que por muchas previsiones, business plans o estrategias que podamos hacer, cada año nos encontramos con la misma situación: la vida siempre va por delante y nos sorprende una vez tras otra.
Y es que un año más, hemos batido todos los récords. Y no porque nos lo hayamos propuesto ni porque hayamos hecho nada especial, sino porque hemos puesto el corazón en todo lo que hemos hecho. Y es que ha pasado todo tan rápido que ahora, echando la vista atrás, es cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos conseguido. Son muchas cosas y seguro que se nos olvidan unas cuantas, pero nos hace mucha ilusión hacer un pequeño repaso con vosotros…
Empezamos el año abriéndoos nuestro corazón con nuestro proyecto Umutima, donde distintos voluntarios de ASU nos han ido contando cada viernes sus vivencias en el corazón de África. También aprovechamos para contaros los distintos proyectos que estamos haciendo con LEGO tanto en nuestra escuela primaria de Ndava como Madrid de la mano de la Fundación Down Madrid.
La primavera nos cundió mucho: primero nos fuimos a correr 111km para financiar nuestra escuela secundaria, y después estuvimos en Burundi llevando a cabo nuestra primera campaña quirúrgica con grandísimo éxito. Aprovechamos el viaje para llevar un ecógrafo a nuestro Centro Materno Infantil “San Lucas” de Ndava, donde un año más hemos realizado cientos de partos y miles de atenciones médicas sobre todo en epidemias y malnutrición.
También en primavera empezamos la construcción de nuestra Escuela Secundaria Técnica “San José” de Ndava, que ya está punto de finalizar y que pronto permitirá que los 950 alumnos de nuestra escuela primaria que tengan motivación y capacidades para ello puedan continuar sus estudios hasta la universidad gracias a nuestros acuerdos con el Ministerio de Educación de Burundi y con la Université de Ngozi, con quien seguimos llevando a cabo nuestro proyecto de microcréditos universitarios.
Llegó el verano, y con él cuatro viajes a Burundi, donde nos dimos cuenta un año más que “ahí es”. A la vuelta, fuimos conscientes de que teníamos que contar todo lo que habíamos visto y oído y lanzamos un proyecto de construcción de casas para la etnia batwa y también de un pozo.
Cerramos el año con un viaje al corazón para documentar y compartir con el mundo la labor que llevamos a cabo en el corazón de África desde hace 16 años, con para darle un último empujón a nuestra escuela secundaria, con el lanzamiento de una en Burundi y con diversos eventos (Open Mics, capeas, afterworks, etc.) y varias pequeñas iniciativas hechas con mucho amor: campaña de reyes magos, recogida de alimentos, una silla para Benitha, una casa para Gilby, un paso más para Huevi… Y por supuesto, ¡con nuestra tradicional lotería que este año sí ha tocado!
Nada de todo esto habría sido posible sin la suma de muchos granitos de arena:
• En primer lugar, la de los socios que nos apoyáis incondicionalmente cada año. ¡Gracias por recordarnos cada día que se puede estar lo suficientemente loco como para creer que cambiar el mundo es posible!
• En segundo lugar, la de las empresas que este año habéis apostado por nuestros proyectos: Deloitte Legal, Key Capital, LEGO España, BCG, PwC, Ashurst, Trinity College, Clifford Chance… ¡Gracias por confiar en nosotros y por sumaros al cambio!
• En tercer lugar, la de todos los donantes que habéis colaborado con nosotros a lo largo del año en nuestras distintas campañas, iniciativas, retos, eventos… ¡Cada granito de arena cuenta!
• Y por último, la de los voluntarios que habéis compartido con nosotros vuestro tiempo libre y vuestros conocimientos, vuestros esfuerzos, vuestras tristezas y vuestras alegrías, vuestras ganas de cambiar el mundo… ¡Pequeñas cosas con mucho amor!
Y ya está, eso es todo. Bueno, en realidad no, al revés. Y es que esto no ha hecho más que comenzar. Porque el 2024 ya asoma por la puerta lleno de novedades: campañas médicas, verano de récord, proyectos de cooperación bastante increíbles, nueva marca de café… Y todo ello, acompañado de un salto mortal en nuestra comunicación con el que esperamos poder contaros mucho más y mejor todo lo que hacemos.
Todo lo conseguido es una pasada y por supuesto estamos muy contentos de seguir batiendo récords y de poder ayudar cada día a más gente, pero no podemos ignorar nuestro principal aprendizaje de este año: confiar más. Esto no quiere decir que no pongamos todos nuestros medios y talentos para seguir creciendo y llegando más lejos, pero sí que nos dejemos llevar mucho más y que confiemos en que si ponemos nuestro corazón en todo lo que hacemos la vida nos estará esperando una vez más con regalos y sorpresas que no podemos ni imaginar. No nos olvidemos: “Soñad y os quedaréis cortos”.
por KOMERA | Nov 23, 2023 | Carlos B, Colaboraciones, Concursos, Cooperación al desarrollo, Premios, Redes Sociales
Hoy es un día especial. Por fin, después de muchos meses de trabajo “en la sombra”, podemos compartiros un proyecto que nos hace particular ilusión.
Y es que la verdad es que este proyecto se ha hecho de rogar. Y mucho. En todos estos años de trabajo en Burundi, siempre habíamos querido ir a grabar “en plan bien” al corazón de África para compartir con el mundo la labor que llevamos realizando desde hace 16 años. Y es que el “una imagen vale más que mil palabras” se debió inventar en Burundi, porque los que hemos tenido la suerte de estar allí siempre volvemos con la sensación de no poder contar con palabras algo que parece que no es de este mundo. Lo intentamos, pero siempre con la pena de no saber transmitir lo que hemos vivido.
Por unas cosas o por otras, nunca se nos presentaba la oportunidad, y así han ido pasando los años. Hasta que el año pasado una noticia lo cambió todo: fuimos seleccionados en el programa de aceleración “Talento Solidario” de la Fundación Botín, y recibimos financiación para mejorar la comunicación de nuestra entidad. Además de muchos otros cambios que muy pronto compartiremos con vosotros, lo primero que pensamos es que teníamos que compartir el grandísimo regalo que es Burundi.
Dicho y hecho. Por el fin, el sueño se hacía realidad: en abril de 2023 Carlos Bobillo se desplazaba a Burundi para grabar de la mano de Juan Prado Sendagorta, de El Burro Films. ¡Qué emoción y qué nervios por poder capturar y reflejar fielmente una belleza y una verdad tan auténticas! Y es que lo que en principio iba a ser un viaje para compartir labor que llevamos realizando todos estos años, al final se convirtió en mucho más: un viaje para compartir la belleza de los proyectos, las personas y los paisajes de Burundi. Un viaje al corazón de África. Un viaje al corazón.

Así nos recibía Burundi: la belleza del corazón de África brotó desde el primer minuto
Después de meses de mucho trabajo, por fin podemos mostraros el resultado. Por fin ha llegado al día. Por fin, os podemos invitar a viajar a corazón de África. Y a nuestros propios corazones. Esperamos que disfrutéis tanto del viaje como hemos disfrutado nosotros todos estos meses de trabajo.
Además, hemos querido aprovechar el lanzamiento del proyecto para hacer un breve making-of de “Un viaje al corazón” y entrevistar al cámara detrás de la cámara. Con todos ustedes, Juan Prado en directo para contarnos todo lo vivido en Burundi “behind the scenes” y compartir sus experiencias en el país de las mil y una colinas.

El cámara detrás de la cámara: no todo iba a ser trabajo 🙂
Juan, ¿puedes hacernos una breve presentación personal y profesional de ti? (Cómo nace tu afición por la fotografía / imagen, tipo de proyectos en los que sueles participar, etc.)
Soy Juan Prado, tengo 32 años y tengo una pequeña productora audiovisual. Hace un par de años decidí empezar por mi cuenta esta empresa, para llevar a cabo proyectos que me hicieran ilusión y fuesen más personales, y compaginar así el trabajo en grandes producciones que llevo haciendo durante más de cinco años. Acabamos de terminar nuestro primer largometraje documental, “Viaje a Ítaca”, y tenemos muchas ganas de enseñarlo.
Burundi ha sido tu primera vez grabando en África: ¿ha sido realmente como te esperabas? ¿Qué te ha sorprendido más?
No sé muy bien lo que me esperaba. Prefería no hacerme muchas ilusiones para no decepcionarme. No porque fuese la primera vez grabando sino porque fue también la primera vez como viajero. Nunca había pasado de Marruecos y tengo que decir que desde que bajé del avión estuve flipando durante un rato largo. Creo que ese rato duró dos o tres días. Me sorprendió la cantidad de gente que hay en todas partes. No había diez segundos sin que apareciese alguien. Niños por todos lados, bicis, gente mercadeando…
¿Puedes contarnos alguna anécdota vivida en Burundi que recuerdes especialmente?
Me acuerdo después de varias horas de viaje por carreteras asfaltadas a trozos, con paradas innecesarias por averías y, en fin, un viaje bastante largo, llegar a una casa a las afueras de una ciudad llena de gente, con polvo marrón que se levantaba como una nube, gente descalza y con ropas rotas, y de repente, una puerta que daba a una especie de oasis. Allí había un jardinero que recortaba cada planta con mucho cuidado. Había ancianos comiendo y niños jugando debajo de un árbol. Era la casa de las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta. La imagen del jardinero, recortando cada rama para que las flores crecieran se me quedó marcada. Esas flores no iban a alimentar a nadie ni a quitarle la sed, ni hacerles ricos. Pero allí se cuidaban las cosas. Se cuidaban de verdad, para que crecieran con fuerza.
¿Qué dificultades, tanto a nivel técnico como a nivel personal, te has encontrado grabando en Burundi?
Creo que lo mejor fue lo fácil que es la gente a la hora de ser grabada. Creo que lo más difícil fue también la gente a la hora de ser grabada, porque se acumulaban muy rápido con la curiosidad de ver lo que estábamos haciendo y ya era imposible pillarles de estrangis.

“De repente, todo seguía su ritmo y aparecía la magia”
Burundi es un país con una belleza muy característica que no siempre es fácil de capturar. ¿Qué crees que tiene Burundi de especial? ¿Qué has hecho para tratar de capturar esa esencia y reflejarla en tus vídeos?
Burundi tiene unos paisajes curiosos porque es muy verde. Hay mucho platanero, muchos campos de arroz. También hay mucha nube, mucha lluvia. Pero sobre todo hay gente. No me imaginaba que la gente iba a marcar tanto el paisaje, es imposible imaginárselo sin personas por todos lados. Es verdad que cuando tenías tiempo y te ponías a esperar a que se olvidasen de ti, de repente, todo seguía su ritmo y aparecía la magia.
¿Qué te llevas de la experiencia? ¿Qué te llevas de Burundi y de su gente?
Me llevo muchas historias y unos recuerdos muy bonitos. Es un sitio muy amable, nos trataron muy bien en cada sitio que fuimos y espero poder volver en algún momento.

“Burundi tiene unos paisajes muy curiosos porque es muy verde”
Tras tu paso de Burundi, ¿has notado algún cambio interiormente? ¿Cómo era el Juan del vuelo de ida y el del vuelo de vuelta? ¿Cómo ha sido la evolución?
Bueno supongo que sí, es más fácil ver los cambios externos, pero esos pasan rápido y uno vuelve a estar igual que antes. Gestionar los internos es más complicado, imagino que se cocinan en secreto y cuando pasa un tiempo uno se da cuenta, porque se acuerda de un sitio, de una historia, de un momento…
Después de haber conocido de cerca los proyectos de ASU, ¿crees que la labor que estamos llevando a cabo en Burundi tiene sentido? ¿Qué destacarías? ¿Qué crees que se puede mejorar?
Tiene mucho sentido, al final trabajar desde la base es lo más importante para cualquier comunidad y más en un país tan poco desarrollado como Burundi. Se ve que los chavales van con ilusión a la escuela para poder estudiar y aprovechar esa oportunidad. Las madres agradecen los centros de maternidad porque se juegan la vida. La cadena está perfectamente soldada para que todo tenga un sentido desde el principio hasta el final.
por KOMERA | Nov 15, 2023 | Carlos B, Cooperación al desarrollo, Voluntariado
Hace un par de meses, recibíamos un vídeo de unos de los equipos de voluntarios que ha estado este verano en Burundi contándonos lo que habían vivido al visitar los poblados batwa de Ngozi.
Su testimonio era difícil de olvidar: los batwa, una etnia pigmea muy minoritaria, viven al margen de la sociedad en Burundi, un país que de por sí es el más pobre del mundo. Son por tanto lo más pobres entre los pobres, una comunidad olvidada a ojos del mundo que vive hacinada en cabañas de paja sin luz, agua ni electricidad.

Choza de paja tipo de una familia batwa, en la que viven una media de 8 personas
Pero a grandes problemas, grandes soluciones. Después de muchos años trabajando con las comunidades batwa y de conocer sus necesidades de primera mano, hemos visto que es imposible que los batwa salgan adelante sin en primer lugar garantizar que viven en unas condiciones mínimamente dignas que les permitan afrontar el resto de retos a los que se enfrentan. Teniendo en cuenta esto, el reto que nos lanzaba el equipo desde Burundi era sencillo: financiar la construcción de casas firmes en adobe con habitaciones, baño y cocina independientes para poder garantizar a los batwa un mínimo de seguridad, higiene, privacidad, y sobre todo de dignidad, sobre la que empezar una nueva vida para cambiar su futuro.

Casa de adobe para una familia batwa con habitaciones, baño y cocina independientes
Hoy, dos meses después, hacemos balance del proyecto y vemos que la respuesta a este reto no ha podido ser más increíble. Gracias a la ayuda de muchas personas, finalmente se han conseguido más de 6.000€ para este proyecto, que acabamos de mandar a Burundi y que nos van a permitir construir un total de 6 casas para 6 familias batwa. Estas primeras casas irán destinadas a aquellos que más lo necesitan: familias que han perdido a alguno de los padres y que por tanto se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad. Os adjuntamos a continuación una fotografía de este tipo de casas que ya hemos construido en el pasado para que podáis visualizar mejor el proyecto, y nos comprometemos a compartir el proyecto de construcción de las 6 casas una vez haya finalizado para que podáis sentir muy de cerca el granito de arena que habéis aportado. En paralelo, seguiremos con el resto de proyectos que llevamos a cabo con estas comunidades: becas para que los mejores estudiantes batwa puedan ir a la Universidad de Ngozi, perforación de un pozo para que puedan tener agua corriente, entrega de ropa, material y escolar y medicinas…

Donación de ropa a las comunidades batwa en julio de 2023 gracias a McYadra

Donación de zapatillas a las comunidades batwa en julio de 2023 gracias a Pompeii
Este ha sido un primer pequeño gran paso para poder mejorar las condiciones de vida de estas comunidades batwa, con las que esperamos seguir caminando juntos durante muchos años más para darles todo nuestro apoyo para que puedan avanzar y desarrollarse con el objetivo de que ellos mismos puedan cambiar su futuro.
Nada de esto habría sido posible sin la colaboración de tantísima gente que ha apostado por este reto, por lo que solo podemos estaros agradecidos, compartir con vosotros la ilusión que nos hace este proyecto e invitaros a venir a verlo en persona cuando queráis 🙂
por KOMERA | Sep 8, 2023 | Carlos B, Cooperación al desarrollo, Voluntariado
Este verano, una vez más, hemos vuelto a casa.
Y ahora, ya de vuelta a la realidad, nos sentimos en la obligación de contar todo lo que hemos vivido, aunque la verdad es que no sabemos muy bien por dónde empezar. Pero merece la pena intentarlo, porque si algo hemos aprendido estos meses es que tenemos que compartir con el mundo ese gran regalo que es Burundi, que después de tantos años seguimos sin ser capaces de entender del todo, y que sigue descubriéndose poco a poco, en lo escondido.
Y es que Burundi se nos ha revelado una vez más como una realidad completamente diferente, oculta para la mayoría pero muy palpable para aquellos que tienen los ojos del rostro -y del corazón- bien abiertos.
Este año, sabíamos que todo iba a ser diferente. Empezando porque hemos batido todos nuestros récords: en total hemos sido 70 españoles -y algún que otro mexicano infiltrado- los que hemos podido disfrutar de la realidad del corazón de África, de ese pequeño rincón del mundo al que tenemos la suerte de poder llamar casa. Ha sido el año de más viajes -cuatro en total- y de más jóvenes trabajando para poder seguir desarrollando proyectos y abriendo nuevas vías de colaboración, pero si algo hemos aprendido es que los números dan igual, porque lo verdaderamente importante ha sido la huella que todas estas experiencias han dejado en Burundi y en nuestro corazón.
Arrancamos el mes de junio con un grupo de 17 jóvenes del colegio Aldovea que llevaron a cabo, como desde hace ya más de 15 años, un campamento de verano para 125 niños, repartieron material de cooperación y, como novedad, ayudaron a construir nuestra nueva escuela secundaria técnica en Ndava cuyas obras están en plena ejecución. Acabaron, dónde si no, trabajando con las Misioneras de la Caridad en Kirundo, ese lugar lleno de paz y amor al que nunca nos cansaremos de volver.

Grupo del colegio Aldovea en la construcción de nuestra Escuela Secundaria Técnica San José de Ndava
Y llegó julio, y con la llegada del nuevo mes casi 40 jóvenes aterrizaron en Burundi. Durante su estancia en Burundi, los universitarios se dividieron en dos grupos para llevar a cabo durante todo el mes nuestro tradicional campamento de refuerzo escolar en nuestra escuela primaria de Ndava, y para trabajar mano a mano con nuestras queridas sisters de Kirundo. Así latió nuestro corazón esas semanas:
“Cuando volvamos a Madrid y vuelva nuestra rutina, nuestro cansancio y nuestros miedos, no dejes por favor que nos olvidemos de todas estas personas y de su ejemplo, porque claramente nos estás hablando a través de ellos. Y es que aunque muchas veces no podamos comunicarnos fácilmente, estas personas nos hablan. Nos hablan a través de la sinceridad de su mirada y de la alegría contagiosa de su sonrisa. Y en el fondo, a través de su ejemplo, eres Tú quien nos habla, regalándonos un inagotable testimonio de fe y esperanza. Qué suerte poder aprender tanto de ellos y de Ti. Ojalá no lo olvidemos nunca.”

Grupo de universitarios en el tradicional campamento de verano en nuestra escuela primaria de Ndava
Por último, en el mes de agosto aterrizaron en Burundi 16 jóvenes profesionales que decidieron pasar sus pocas vacaciones dándose a los demás. Empezaron en la Universidad de Ngozi impartiendo un curso de desarrollo personal y profesional para más de 400 alumnos (la previsión inicial era de 150…) y a la vez llevaron a cabo un campamento de niños por las tardes. Acabaron su viaje también en Kirundo con las sisters, que nos abrieron de par en par las puertas de su casa -y de su corazón- como llevan haciendo desde hace más de 15 años y como han hecho una vez más a lo largo de los 3 meses que hemos pasado con ellas este verano. Con ellas, pudieron compartir varios días de entrega y de oración que les unieron aún más como familia.
Esa unión hizo brotar el espíritu de esta manera:
“Fuimos unos y volvimos otros, los mismos pero distintos. Corazón lleno. Tratando de asimilar todo lo vivido en el corazón de África. Aprendimos que es difícil comunicarse con personas que no hablan tu mismo idioma, pero que es fácil entenderse con el lenguaje del amor: abrazos, besos, sonrisas y bailes; no se necesita más. Hemos comprendido que, cuanto más das y más vacío te quedas, más espacio hay para llenarse con Amor y paradójicamente, más lleno estás. Hemos aprendido que tenemos que agradecer más, hasta lo más pequeño. Porque es nuestro deber y salvación dar gracias siempre y en todo lugar. Que es ahí. Ahí dónde el corazón vibre, la cabeza esté en calma y el alma contenta. ¡Ahí es!”

Grupo de jóvenes profesionales en la casa de las Misioneras de la Caridad de Kirundo
Ya os lo decíamos: no sabíamos muy bien cómo contaros con detalle todo lo vivido estos meses. Pero en el fondo los detalles dan igual, porque más que todas las vivencias, simplemente queríamos compartir lo que llevamos en nuestro corazón. Compartir que tenemos que dar gracias. Compartir que somos testigos de una realidad tras la cual se esconde el sentido del sufrimiento y el secreto de la felicidad. Compartir que Burundi es un regalo y que en nuestras manos está lo que queremos hacer con él. ¡Compartir que ahí es!
por KOMERA | May 12, 2023 | Cooperación al desarrollo, Marta
Poco para nosotros es mucho para Burundi y poco para Burundi es mucho para nosotros.
Este pasado mes de abril hemos conseguido hacer realidad un proyecto que hasta hace bien poco habría resultado impensable. Y es que, después de casi un año de mucho trabajo, finalmente hemos podido llevar a cabo nuestra primera campaña quirúrgica en Burundi.
Cuando nos planteamos el proyecto, sabíamos que iba a ser complejo, muy complejo. Y por eso decidimos ir con pies de plomo y empezar con un proyecto piloto que no se nos fuera de las manos. Para ello, el primer paso fue inventariar y recopilar todas las medicinas y el material quirúrgico necesarios para llevar el proyecto a cabo: una pequeña parte la compramos en Ngozi, otra en Bujumbura y una gran parte la conseguimos en España. En paralelo, lanzamos una recaudación de fondos que fue todo un éxito para poder afrontar todos los gastos del proyecto: desplazamientos de los pacientes, estancia en el hospital, compra del material médico y medicinas, etc. Y, por último, empezamos a trabajar con el Hospital de Ngozi, donde se desarrollaría la campaña quirúrgica, para organizar conjuntamente el proyecto de forma que todo quedara bien atado.
Pero al llegar a Burundi, como siempre pasa, todo cambió rápidamente. Tuvimos que olvidarnos un poco de nuestra nuestra planificación previa, nuestros tiempos… y sumergirnos en la realidad corazón de África. El resumen: nuestro pequeño proyecto piloto rápidamente se convirtió en una lista de 280 personas llamando a nuestra puerta para que pudiéramos operarles. La mayoría, casos muy complicados venidos de todo Burundi: tumores, úlceras, quemaduras, secuelas de accidentes graves…
Pero si algo nos gusta en ASU son los retos, así que nos pusimos manos a la obra. Para ello, lo primero que hicimos fue llevar a cabo un importante cribado para seleccionar los casos en los que más podíamos ayudar, y una vez lo terminamos, nos lanzamos a la aventura sin perder ni un minuto. Han sido muchas operaciones, muchos días de quirófano de sol a sol, con muchísimas dificultades: diferencias de idioma y cultura, falta de equipamiento, el reto de trabajar en equipo y formar al personal local del hospital para que puedan seguir operando el resto del año… En resumen, días increíbles con muchas emociones: alegría y cansancio, felicidad y consuelo, sonrisas y lágrimas, discusiones y abrazos…

Sin duda, todo el esfuerzo ha merecido la pena. Además de toda la formación y el conocimiento médico que se queda en Burundi y que permitirá mejorar mucho las cosas de ahora en adelante, pudimos llevar a cabo 65 intervenciones. Son 65 personas, 65 historias, 65 vidas cambiadas… Pero en el fondo, los números dan igual. Y es que por cada una de esas vidas habría merecido la pena el proyecto.
Nada de esto habría sido posible sin el empeño y la valentía de nuestro equipo médico. Hacer una campaña quirúrgica de este tipo en un país como Burundi es difícil de por sí, pero ser los primeros requiere además de muchas más ganas, trabajo, ilusión y empeñarse en darlo todo por ayudar a los demás pese a todas las dificultades. Por eso queremos agradecerles cada momento. Gracias al Dr. César Casado, el capitán del barco, cirujano incansable de sol a sol, y que necesitó una sola cirugía para dejar a todos los burundeses con la boca abierta, aunque todavía tenga que mejorar su gusto a la hora de elegir pizzas. Al Dr. Luis Díaz, increíble cirujano plástico y persona, capaz de repartir paz a todo el equipo incluso en los momentos más complicados. A la Dra. Estefanía Fernández, azote de los policías de aduanas y cirujanos burundeses a la vez que repartidora oficial de Chupa Chups / flautista de Hamelín de Ngozi. A Noelia Arenas, líder en la organización del quirófano para poner a todos firmes, pero también líder en la cerveza nocturna de rigor para reponer fuerzas y afrontar un nuevo día en el frente. A Gloria Thous, compradora número 1 de sambosas y trabajadora incansable que resistió y venció a cada microbio de Burundi.

Además, todo esto ha sido posible gracias a nuestra contraparte local en terreno ASEDR, a la inestimable colaboración de todo el personal médico del Hospital de Ngozi, a todos los pacientes que pusieron sus vidas en nuestras manos, y a Inma Gómez, Patri Sendagorta, Manolo Conde, Cris Antolín, Juan Prado, Amidou Nshimirimana & Carlos Bobillo “Bobi”, que nos acompañaron y apoyaron durante esta gran aventura en Burundi. Sin cada uno de ellos este proyecto no habría sido el mismo y por eso solo podemos deciros gracias de corazón.
Y por último pero no por ello menos importante, no podemos dejar de agradecer también a todos los socios, amigos y familia de ASU y del equipo sanitario, por su apoyo y por confiar en nosotros para ayudar a personas desconocidas en un lugar desconocido. Porque poco para nosotros es mucho para Burundi y poco para Burundi es mucho para nosotros.
por KOMERA | Mar 15, 2023 | Carlos B, Cooperación al desarrollo, Eventos
Después de correr la I Maratón de Burundi, hemos terminado de perder la cabeza. Porque 111km no son tantos y porque estamos locos por cambiar el mundo 🙂
Hemos pensado que la Ruta Teresiana de 111 kilómetros, que normalmente se hace en 4 etapas, nos sabe a poco y la vamos a intentar recorrer en una sola. Suena a locura, y efectivamente lo es. La idea es caminar durante 24 horas (o menos), sin dormir, sin echarse la siesta, básicamente sin parar. Saldremos desde Alba de Tormes el sábado 25 de marzo por la mañana, y llegaremos a Ávila el domingo 26 al mediodía. Durante el camino: risas, lloros… ¡incluso delirios! Pero, sobre todo, lo que no faltará en ningún momento es ilusión y esperanza.
El objetivo del reto: recaudar fondos para la construcción de nuestra escuela secundaria técnica en Ndava, Burundi. Porque andando también podemos cambiar el mundo, y porque «cada paso cuenta». Y es que en cada paso que demos, nos acordaremos al mismo tiempo de todos los que nos apoyáis en esta locura y que con vuestro esfuerzo nos empujáis hacia la meta, y por supuesto tendremos muy presentes también a todos esos niños, de Burundi y de cualquier parte del mundo, que cada día se ven obligados a caminar durante innumerables horas simplemente para poder estudiar y tener un futuro. Por eso, daremos siempre «un paso más por los que no pueden rendirse».
Para conocer toda la info sobre este reto entra aquí.