22 julio, 2021
La niña que correteaba por Burundi

Mañana empiezan los Juegos Olímpicos de Tokio  y en ASU optamos a medalla. Say what? Gracias a Francine Niyonsaba. ¿Te suena? No, ¿verdad? Pues debería porque es un prodigio del atletismo. Te contamos en primicia la historia más increíble de los juegos que están a punto de arrancar.

Niyonsaba nace en una humilde familia de Burundi en 1993, en pleno genocidio. Desde muy pequeña, Francine empieza a ayudar a su familia haciendo recados: yendo a por agua y leña, comprando fruta en el mercado… Para ello, corre muchos kilómetros cada día entre montañas y colinas, como la mayoría de los niños en Burundi. Pero con una sutil diferencia: Francine corre más rápido que el resto de niños, mucho más rápido. Muy pronto, es detectada por la Federación de Atletismo de Burundi y comienza a entrenarse con mucho sacrificio y esfuerzo para suplir la falta de medios del país, especializándose en la prueba de 800m. Su progresión es rápida, como todo en su vida.

En 2012, con tan solo 18 años se proclama Campeona Absoluta de África. En 2016, se proclama Campeona del Mundo en Portland, y en los Juegos Olímpicos de Río, para sorpresa del mundo entero, gana la medalla de plata. Burundi logra así la segunda medalla olímpica de su historia, hazaña de gran mérito si se tiene en cuenta que se trata del país más pobre del mundo y que los países vecinos Ruanda y Congo, con muchos más medios, no cuentan con ninguna medalla en su palmarés. Una historia increíble… Que en realidad por entonces no había hecho más que comenzar.

En el año 2019, en una decisión muy polémica, la Federación Internacional de Atletismo prohibe a Francine competir en medio fondo debido al hiperandrogenismo que sufre de forma natural. Cualquier otra persona con su palmarés habría tirado la toalla, pero Francine decide esforzarse y luchar, como lleva haciendo toda su vida, y aunque su especialidad siempre habían sido sido los 800m, decide reinventarse y empezar a competir en pruebas de larga distancia. Algo nunca visto antes. Pero Francine lo hace, y lo hace muy rápido, como todo en su vida. En 2021, logra clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio en la prueba de 5.000m. Y por si fuera poco, también en los 10.000m. Para cualquiera que entienda de atletismo, una absoluta locura.

El próximo 30 de julio, podréis ver a Francine por la tele corriendo entre otros cientos de atletas. Ahora ya conocéis su historia: detrás de sus zancadas en la pista del Estadio Olímpico de Tokio, está la increíble aventura de la niña que correteaba por las colinas de Burundi para ayudar a su familia y que decidió no rendirse nunca.

En la foto superior, podéis ver a Francine con nuestro querido Padre Apo en un homenaje que le hicimos en la Universidad de Ngozi tras el éxito de los JJOO de Río.

Komera Firecine!

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